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Hace 25 años, dos docentes que unidos por la amistad desde la infancia decidieron emprender un proyecto educativo con un estilo propio con alto grado de compromiso , en un grato ambiente familiar, de excelencia y de alta calidad.
Es así cono nace la idea de educativa Jardín Infantil y Sala Cuna Gente Menuda. Con un equipo de trabajo que esta al servicio de formar y estimular el crecimientos de menores del nivel preescolar. 
Actualmente Jardín Infantil y Sala Cuna cumple con la Autorización y Normativas Vigentes Junji.

Terminado el post natal si hay algo angustiante para las mamás que trabajan es decidir a quién confiarán el cuidado de su hijo de apenas tres meses. La sala cuna es una de las opciones, que incluso por ley las empresas deben facilitar, pero, ¿es lo mejor?, ¿qué pasará con el apego?, ¿tendrá un desarrollo emocional normal? o ¿quedará marcado para la vida?
La mamá siente que "abandona" a su guagua y lo peor es que en medio de esta disyuntiva ganan tremenda publicidad estudios que señalan cómo el día en estos establecimientos no les hace bien. Se ha dicho que hace que los niños a la larga tengan comportamientos más agresivos y sean más desobedientes.
En la contraparte y para tranquilizar la conciencia de los padres, también han surgido investigaciones que se han esmerado en comprobar que las guaguas que asisten a la sala cuna desarrollan mejor el lenguaje, la memoria y las herramientas para resolver problemas. De hecho, según estos estudios a favor, lo único negativo en cuanto a comportamiento estaría en el momento en que los niños vuelven a sus casas, pues se demostró que los padres se quejan de haber perdido sobre sus hijos autoridad e influencia.
¿A quién creerle?
Después de décadas en esta discusión, estudiosos del Instituto Nacional de la Salud Infantil en Bethesda, Maryland, parecen haber encontrado el criterio adecuado. A través de una exhaustiva investigación concluyeron con certeza que no es la sala cuna lo que determina el desarrollo de un niño. "Para la sanidad de una guagua, lejos lo más importante es el ambiente familiar, independiente de si ella se queda en la casa o va a un establecimiento especializado".
Con esto concuerda también el psicólogo chileno Felipe Lecannelier, quien explica que no es el hecho en sí de llevar a una guagua a la sala cuna lo que va a ser determinante en sus comportamientos, sino que el punto clave es la actitud de los padres. "Si los papás son seguros y saben cómo manejar a su guagua, no va a influir en el desarrollo de ella el hecho de que vaya a la sala cuna. Si por el contrario, los padres son inseguros e incoherentes en sus acciones, aunque la guagua se quede en la casa el día completo puede ser irritable, llorona y con aparentes problemas". Dicho en otras palabras, por ejemplo, una guagua que llora mucho en la sala cuna, lo más probable es que no sea porque está ahí. La sala cuna es sólo el estímulo gatillador, pero la causa real de la conducta la genera la interacción con los padres. El ambiente y las conductas familiares son clave.
Ahora, si la opción es dejar a la guagua en un centro especializado, obviamente éste debe ser excelente. Mientras mejor sea la calidad y el ambiente de la sala cuna, mejor será el desarrollo de las habilidades intelectuales y sociales de la guagua. Es muy importante dedicar tiempo y esfuerzo para encontrar la mejor alternativa. 
¿Qué pasa con…?
La calidad del establecimiento favorece que aspectos preocupantes para los padres sean realmente bien manejados y la guagua que no tiene problemas en su casa sea también feliz en la sala cuna. Para esto y para la tranquilidad de los papás es fundamental saber qué pasa con:
La guagua: Está demostrado que aunque con pocos meses de vida, la guagua ya tiene características de personalidad propia. Así, según Lecannelier, entre los cuatro y cinco meses los padres ya pueden tener una idea de cómo es el niño. En el fondo hay un desarrollo del carácter que es independiente al hecho de ir a no a la sala cuna. Entonces, una guagua que es relativamente tranquila y se va con facilidad con otras personas, pasará feliz sus horas en un establecimiento adecuado. Además, según el estudio de Bethesda, desarrollará habilidades para el futuro.
La atención: Si la cantidad de profesionales es adecuadamente proporcional a la cantidad de niños -lo recomendado es dos por cada seis u ocho guaguas- hay garantía suficiente para asegurar una oportuna atención. Se ha demostrado que frases como "deje llorar a la guagua, sólo es maña", no son correctas. Según el especialista, el niño llora porque algo le pasa, pide ayuda y ese llamado hay que atenderlo lo más rápido posible. "Cuando nadie acude es probable que la guagua sienta desconfianza hacia sus cuidadores y desde los tres meses se ve cómo intentan calmarse ellas mismas. Son guaguas que se agarran, se chupan el dedo, tienen problemas de sueño y saben que nadie las ayudará". Si la atención en la casa y en la sala cuna es inmediata no habrá problemas.
El ruido ambiente: Errónea creencia es también, según Lecannelier, pensar que el ruido altera a los niños. Por el contrario, dice el especialista, hoy se sabe que las guaguas se calman con las voces. "Es mucho mejor que una guagua esté siempre sintiendo ruidos a una guagua que vive en el silencio". Por esta razón el ruido ambiente propio del movimiento de una sala cuna está bien. El problema es que si son llantos tras llantos, volvemos al punto anterior: ¿hay una oportuna atención?
El apego: El apego implica contacto físico con la guagua. Es también contingencia, es decir, rapidez en responder a sus necesidades y finalmente es capacidad de comprensión, es decir, de ver lo que le pasa. El apego en todas sus letras da seguridad; por lo mismo, si la guagua lo ha vivido así durante sus primeros meses de vida, le dará la confianza para permanecer tranquilo en la sala cuna. El apego da seguridad a futuro. En todo caso, trucos para prolongar la permanencia de los padres existen y muchos, por ejemplo, dejar prendas con su olor o, la mejor alternativa sin duda es la sala cuna ubicada en el mismo lugar de trabajo de la madre, pues así pueden tener contacto con su hijo constantemente.
Los contagios: En estos lugares siempre es un riesgo la transmisión de agentes contagiosos. Sin embargo, con adecuadas y extremas medidas de higiene es posible reducirlos al máximo.

Fuente: HACER FAMILIA Escrito por Magdalena Pulido S. / Nº 90 / 01 March 2003.

Historia

Sala de Cuna

Acciones como levantar la mano para opinar o preguntar, compartir y jugar con otros niños, tolerar la frustración, esperar el turno, respetar lo que otros piensan y ofrecerse para ayudar en alguna actividad, pueden resultarnos extremadamente simples, pero todas requieren de un aprendizaje que obtuvimos siendo pequeños y que impactarán durante toda nuestra vida adulta.

A lo largo de su desarrollo, niños y niñas tienen distintas necesidades. Durante los primeros dos años de vida, estas necesidades están vinculadas especialmente a la contención y regulación emocional que la madre, padre o cuidador/a puedan transmitirle en sus acciones cotidianas, complementando el gusto por la exploración con la provisión de seguridad emocional que el niño/a requiere para salir a conocer el mundo con confianza. Es esa salida a conocer el resto del mundo, la que se inicia con la asistencia a un jardín infantil, la que nos preocupa a madres y padres y nos cuestionamos sobre las personas que conocerá, si lo tratarán bien y si podrá estar solo o sola ese tiempo sin nosotros. Es cierto, al principio le costará, pero ¡lo logrará!

A medida que niños y niñas crecen van ampliando espontáneamente su espacio de indagación y conocimiento. Especialmente a partir de los 2 años, el juego y la exploración se convertirán en el principal mecanismo de aprendizaje, ayudándole a ampliar sus experiencias y saberes, probando, ensayando, errando y acertando. Es precisamente ese proceso el que gatilla la importancia de complementar y potenciar en otros espacios los aprendizajes que se pueden obtener en casa.

Las neurociencias han demostrado que, si bien el cerebro humano es plástico y aprendemos durante toda la vida, es especialmente durante los primeros años donde las ventanas de oportunidades permiten captar más información y desarrollar decodificaciones que impactarán hasta nuestra vida adulta. De ahí la importancia de contar con un adecuado espacio de estimulación en distintos ámbitos (desarrollo del lenguaje, desarrollo socioemocional, matemático, artístico y visual), haciendo la diferencia en el desarrollo integral de niños y niñas. El espacio y las actividades que se generan en el jardín infantil abren a nuestros hijos múltiples posibilidades de conocimiento presente y futuro.

En el jardín infantil niños y niñas no sólo aprenden a vivir con otros, sino que especialmente a compartir con ellos, cuestión que por cierto no es nada fácil a los 2 a 4 años, cuando están comenzando a reafirmar su identidad y una posición en el mundo. El jardín infantil posibilita que desarrollen la capacidad de convivir con otros y respetarlos. Sin duda un gran aprendizaje.

La experimentación y el juego que se produce en el espacio del jardín infantil, les permite profundizar en las aproximaciones a un lenguaje oral más complejo, ampliando su vocabulario y acercándose a nociones matemáticas y físicas que después serán indispensables para procesos más complejos y claves para las habilidades requeridas en la escuela. El impacto de la asistencia a un jardín infantil puede observarse desde la enseñanza básica hasta la educación superior.

El desarrollo del vocabulario de un niño que asiste a un jardín versus el que no lo hace es realmente significativo, haciendo una gran diferencia no sólo en su capacidad de expresarse oralmente, sino también en su capacidad de comprensión, que se amplía considerablemente al conocer y utilizar más palabras.

Una de las razones que lo explica es que en casa, las madres, padres o persona que cuida de los niños entiende perfectamente su lenguaje no verbal, haciendo que el niño obtenga lo que demanda aún sin necesidad de expresarlo verbalmente, basta con que diga “ehh- ehh” y le damos lo que pide o le alcancemos su juguete preferido. En el jardín, en cambio, deberá hacer un esfuerzo para trasmitir a otro su idea y así conseguir lo que requiere.

En una sociedad como la nuestra, donde mamá y papá trabajan muchas horas, llegando cansados a casa, con poco tiempo para el “regaloneo”, y donde muchas veces la televisión se convierte en el principal estímulo, niños y niñas requieren de un espacio de contención, estimulación, exploración y aprendizaje compartido que sólo el jardín infantil puede ofrecer.

El jardín infantil, y especialmente las educadoras de párvulos, técnicos y asistentes de sala, cumplen así un importante rol en el desarrollo cognitivo, psicomotor y socioemocional de niños y niñas, ya que posibilitan un tránsito armonioso entre la autonomía y la contención que todo niño/a requiere para sentirse seguro en un espacio que le es nuevo. Desafiante tarea, ya que educar no es sólo transmitir información, mucho menos en esta etapa de la vida.

Autor: Claudia Saavedra Norabuena.

Jardín Infantil
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